Viajes de incentivos: no racaneemos

Es cierto que no estamos para tirar el dinero. Que la crisis aprieta y no estamos como para pagar a toda la plantilla de la empresa un viaje al Caribe. Vale: topicazo. Un viaje a Japón ¿Mejor así?

Pero un viaje de incentivos se ofrece porque se han alcanzado o se prevé que alcancemos unos objetivos –de ahí su nombre-. Esto es, porque hemos ingresado más dinero del que considerábamos el mínimo para cubrir gastos y obtener equis beneficio. Quienes lo han hecho posible son los mismos a los que pretendemos premiar con ese viaje.

Viajes de incentivos no racaneemos

La idea es que los participantes se sientan recompensados sin que el empresario pierda toda la ganancia extra y algunos euros más. Se trata de hacer números y buscar buenas ofertas para que la ruta sea lo bastante larga e interesante como para que el equipo desee trabajar duro y repetir el premio.

Estamos devolviendo parte del esfuerzo extra

Esto es, si el trabajo por objetivos nos ha supuesto un millón extra, empleemos quinientos mil en que nuestros empleados vayan a, digamos, París. Está visto que hoy me he levantado con ganas de tópicos. A hacer un tour por la Toscana.

Hemos de contar, además, con otra serie de beneficios que no se contabilizan en el momento del viaje, pero que son muy reales. Uno, evidente, interno, se refiera a las mejoras en el ambiente de trabajo, a la motivación de cada persona y los lazos que se crean y se refuerzan gracias a los buenos momentos de ocio.

Que hablen de nosotros, aunque sea bien

El menos evidente se vuelve claro tras un mínimo de reflexión. Es el externo, con dos vertientes, de nuevo: de un lado, damos a conocer el nombre de la empresa allí por donde vamos –en este aspecto, sería ideal que, por  mucho que sea un viaje de ocio, los viajantes sepan comportarse-.

Por otra parte, y teniendo en cuenta el axioma de Paul Watzlawick, que dice que “es imposible no comunicar(se)” estaremos transmitiendo un claro mensaje a nuestra competencia clientes e inversores: “No sólo es que pueda con la crisis: es que puedo darme el gusto de irme con todos los empleados una semana de viaje a un sitio poco tópico”.

En cuanto al viaje en concreto, no vamos a destacar ninguno: son muchos los destinos asequibles, según el presupuesto con el que cada empresa cuente, con que, pensemos, hagamos números, pero no racaneemos.

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